miércoles, 15 de octubre de 2014

Demoledoramente respetuoso

DEMOLEDORAMENTE RESPETUOSO, Huelva información, 29-9-14




Por mi oficio, rebusco información por diferentes medios acerca de la visita a España de Stephen Hawking, uno de los físicos sustitutos de Sir Isaac Newton en Cambridge; reconozco como un síntoma de nuestra época el descrédito del conocimiento, como de vuelta a otros momentos gloriosos de atraso llamamos "eminencias" —sin saber de qué hablan— a estas glorias, que deberían ser modelos a imitar.
Perdonen este embrollo, creo que ahora me puedo explicar; leo titulares sobre Hawking siempre buscando la escandalera de su ateísmo (otra vuelta), que si los milagros no existen, que si no hace falta un dios para explicar el universo... y, entonces, alcanzo una entrada antigua, de una visita anterior, en un conocido diario monárquico español que reza: "El prestigioso científico vuelve a atacar las creencias religiosas y asegura que no hay nada después del momento en que el cerebro deja de funcionar". Una vez más me avergüenzo de convivir con intelectuales de esta talla. Tener que aclarar esto es un síntoma de nuestra catetez, pero hagámoslo una vez más por nuestras universidades repletas de opusdeístas muchas veces rayando la demencia (yo los he sufrido y fui objeto de su proselitismo, aunque no caí por amor al sexo y otros placeres varios como mi libertad)... que lo diga Hawking: "No hay ningún Dios, los milagros no son compatibles con la ciencia".
El periódico que publica eso del ataque a las creencias, los "pro-vida" que niegan el derecho a regular las circunstancias en que se puede abortar (adiós, Gallardón), todos los que basan sus argumentos en realidades que nadie ha visto, en dogmas que no se pueden explicar con lenguaje humano, en mundos cuyos accesos están negados (salvo para ellos, claro), tendrán derecho a creer en sus vidas privadas pero bajo ningún concepto pueden hacer partícipes a los demás de hechos que, dependiendo quien los diagnostique, son frutos de la fe más pura o la psicopatía más tenebrosa.
Para que se entienda: ¿Por qué mi hijo tiene que perder dos horas de clase a la semana en un colegio público para que otros tengan religión? No he dicho que los otros no deban tenerla, he dicho que yo no he solicitado nada y me ofrecen una solución a una demanda no efectuada. Que den horario de religión a quien la quiera, pero que no me impongan como natural lo que no lo es. Esto es un descrédito de nuestra democracia. En el terreno del conocimiento, la fe del carbonero es la excepción; razón y fe no ligan, a no ser que te voten por ir detrás de un paso y no te convenga otra enseñanza. Estamos en plena vuelta al nacionalcatolicismo. La religión es otro síntoma de la ignorancia y, si no está usted de acuerdo, el debate está servido, como debe ser en cualquier sociedad moderna. Lo otro es sumisión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario