martes, 23 de septiembre de 2014

Decurso

DECURSO, Huelva Información, 15-9-14



La única igualdad real a la que puede aspirar una sociedad es a la de oportunidades; discutir ya si tal o cual persona merece lo conseguido es inútil, sin embargo una democracia se caracteriza por dar opciones a todos los que la componen, de ahí el papel de la Enseñanza. Una Enseñanza Pública de calidad y para todos es el mejor termómetro de la calidad democrática.
Por eso aquí hay mucha gente que defiende el absurdo según el cual para que haya libertad hay que pagar la privada con impuestos (concertada), porque no hemos despegado todavía de las cavernas criptocatólicas, en vez de aspirar a convivir y a recibir conocimiento para reaccionar ante la vida, cada uno a su manera y con la Razón, que eso es saber. Aquí hay quien ya lo sabe todo, como Dios manda, quien ya tiene la vida resuelta y se trata de pasarlo lo mejor posible —¡olé!— y por ello, lógico, la escuela y la universidad lo que tienen que hacer es preparar buenos trabajadores... No estoy de acuerdo.
Me enternece esta imagen un poco ñoña de los chiquillos y su ilusiones a comienzos de curso, pero no me la creo. Hay unos mínimos derechos que tienen que ver con la dignidad de las personas y se nos están olvidando. No es tener médico para resfriados y urgencias, ni un colegio obligatorio hasta los 16, o albergues para indigentes o una economía de mercado que dé trabajo según convenga a quien lo da. Asesinato legal, desigualdad, caridad y explotación son las consecuencias. Al médico hay que exigirle no sólo que cure, sino que tenga conciencia y piense qué ocurre cuando hace su servicio condicionado sólo por el dinero; al profesor, que lo que hace transforme la vida de sus oyentes, transmitiendo la pasión por la Cultura; hay que dar un sustento básico para todos que permita vivir bien, y exigir a cambio civismo y no lumpemproletariado; y la clave de nuestra crisis actual: hay que moderar las ganancias en favor de los sueldos, porque sólo así habrá consumo y el dinero ése baratísimo que circula por los bancos se convertirá en préstamos con sus intereses y no en compra especulativa de productos financieros que dan rendimiento sin hacer economía real.
La Enseñanza —la educación, en casa— es la clave de arco y por eso la descuidan. La universidad sin recursos o financiada por empresas hace del grado universitario una mera factoría de operarios cualificados; si eres de una barriada cutre y tu única oportunidad es que te abran los ojos contra la miseria total de lo que te rodea, incluida tu familia: nos contentamos con entretenerte en las clases hasta que aguantes y salgas a trapichear, pero nadie supervisa por qué fracasas. No, la Enseñanza no está cumpliendo su papel: sin ella no hay igualdad real, sólo el que tiene posibles se forma, disfruta y usa la cultura, eso sí: "Ad maiorem gloriam sui".

Terror

TERROR, Huelva Información, 8-9-14




"El horror, el horror...". Asisto inerme a los vídeos en los que una alimaña decapita, sajando con inquina cuellos indefensos, a un par de periodistas. La Historia nos enseña que la crueldad es consustancial a la existencia de este bicho repugnante que se autodenomina "sapiens". Pero en el mundo sólo hay dos bandos reales y hay que optar: el de la barbarie y el del humanismo. El bando de la barbarie tiene que ver con lo irracional, con los mandatos divinos o fatales y con los fines a cualquier precio; el del humanismo tiene que ver con la "simpatía", con ponernos en el lugar del otro. No hay más, no hay Oriente ni Occidente, cristianos o musulmanes o judíos, nada, hay personas que no atropellan ni matan sino viven... y ésas son las que importan.
Estamos entrando en una espiral violenta muy peligrosa en la que, en cualquier momento, nos parecerá normal cometer crímenes que hagan "justicia" con estos asesinatos retransmitidos por el Gran Hermano Internet. No me caigo de un guindo, ser gobernante es duro y difícil, es tener el timón de la Historia en la mano y tomar decisiones: una coalición internacional debe atacar por varios flancos a la vez, y el militar es el último... Ya existe esto, léase la ONU, pero hay que responder acordes con nuestro momento: la Globalización pide a gritos un control internacional para los países que quieran participar del comercio, el negocio se debe mover a cambio de libertades y responsabilidad, tiene que haber un mínimo exigible, no podemos dar dinero a gobiernos que financien a estos asesinos, o la esclavitud, o el sometimiento de la mujer, todo bajo la excusa de la fe (enemiga de la Razón); hay que intervenir ya y desestabilizarlos: no es verdad que no haya pueblos preparados para la democracia, sólo tiene que haber la ayuda y la infraestructura lista para el interregno, estamos pagando la desvergüenza con que desatendimos a los hermanos árabes en su malograda primavera...
¿Lo ocurrido en Gaza es menos horror? Bárbaros son todos los violentos, del otro lado están los damnificados por decisiones de asesinos, ésas son las víctimas de los bárbaros, en Ucrania, Siria... Un botón de prueba: más de la mitad de los jóvenes españoles están hoy conformes con la pena de muerte, según un estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción. Mucho me temo que como no planteemos un cambio de actitud, el mundo se encamina al estallido de una violencia autojustificada por quien la ejerce, basada en la exclusión del otro. ¿Por qué este miedo a tocar al Capital? Sólo la Razón nos saca de ahí, menos lujo, menos estupideces, menos fe y más vida, más amor y más felicidad. He dicho, aunque suene mal.

Una noche en la ópera

UNA NOCHE EN LA ÓPERA, Huelva Información, 1-9-14



La gestión cultural de nuestros políticos es tirar el dinero. Sé lo que digo, porque he trabajado en ese ámbito y he visto la formación y el concepto de la Cultura que tienen, salvo honrosas excepciones. Es un ornamento, se trata de hacer cosas que gusten a la gente y justifiquen la actividad de un departamento considerado engorroso, inútil o apropiado para cargos con poca proyección o debutantes. Recortable.
Esto es peligroso, al final no hay otro objetivo más que la cantidad de público (invitado muchas veces), lo que lleva paulatinamente al empobrecimiento de lo ofrecido y además hace imposible la actividad privada en esos ámbitos, porque nadie va a competir con un ayuntamiento para vender una obra teatral o un concierto de música clásica; en lo público no hay pérdidas.
Tener un teatro en cada pueblo ha convertido estos edificios en salones de actos. Y la inexistencia de un programa, un vínculo entre la cultura y la enseñanza y la educación, una estructura que dé sentido al porqué se hacen las cosas, convierte la labor de las concejalías en anecdotarios más o menos afortunados. Y el clientelismo: hay todo un magma de artistas cuya competencia se mide en ser capaz de acercarse al que suelta la contrata, y eso no favorece tampoco la calidad y crea una red tutelada y agradecida que convierte los tópicos en hartazgo, Lorca o Juan Ramón deben retorcerse —vestido de gitana o cabalgando un burro— en sus mamblas.
Ejemplo que conozco de cerca: la Consejería de Cultura llama a un profesor para una actividad en un Instituto; la de Educación (que es la misma) prohíbe la asistencia salvo que pida un día sin sueldo, alegando que allí se cobra (absurdo porque después nombra al mismo para ir a un tribunal y le paga por todo). Un despacho de la Consejería hace sus estadísticas triunfantes de actividades culturales útiles y en un pasillo más allá tramita expedientes e inspecciones para evitar ¿qué?... En vez de valorar y estimular a esos enseñantes-artistas y aprovecharse de ellos en lo educativo: castigo. Esto es sólo un ejemplo. Apenas existen vínculos entre lo educativo y lo cultural, son
departamentos extraños entre sí dentro de la Junta de Andalucía, a no ser que interese la foto oportuna: e igual ocurre con los ayuntamientos o las diputaciones.
El error básico es pensar que hay un público potencial a quien interesa el producto cultural; en España hay más escritores que lectores, más pintores que público y más músicos que música. El público hay que construirlo y eso es lento y arduo, es cuestión de nivel cultural, enseñanza... Dispendiar una fortuna en óperas en la metrópolis bética, mientras no existe un circuito para las orquestas andaluzas vinculado a los centros educativos, es de nuevos ricos. Y así hemos vivido.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El precio del poder

EL PRECIO DEL PODER, "Huelva Información", 25-8-14



Se levanta uno apurando el verano, se pone un café y se predispone para trabajar algo el intelecto... y en la radio entrevistan a José Antonio Viera, el Consejero de Empleo y Desarrollo Tecnológico cuando se puso en marcha esa tramitación dolosa que la juez Alaya ha investigado hasta donde ha podido en el caso de los ERE.
Desde la primera respuesta uno ve clara la estrategia: ¿Yo?, me acabo de enterar. El señor Viera será muy honorable, igual que Zarrías, Chaves, Griñán, Díaz o Pujol, no hay condenas y los ciudadanos albergamos la duda razonable de que las vaya a haber. Si un tribunal no encuentra delitos, no hay penas, eso es el Estado de Derecho. Pero hay cosas que son muy feas; afirma que su hija tenía más de treinta años cuando fue contratada por una de las empresas de la Sierra Norte sevillana agraciada con la pedrea de ayudas que se tramitaron durante su gestión, que nada sabía de quién y por qué la contrataban; multiplicando por cuarenta y seis la cantidad de euros recibida en Almería por ayudas, del mismo periodo y el mismo organismo, se iguala la otorgada a su amada tierra serrano-norteña; tierra del señor Guerrero, el Director General al que se trata de probar un periodo chisgarabís a lo Tony Montana de la película Scarface, y de quien Viera no sabía nada tampoco; nada sabía de gestión pública, porque alaba el conocimiento específico de los políticos y profesionales técnicos que constituían el equipo de la Consejería, eso sí: para concluir que todo lo que llegaba a él venía filtrado por ellos, afirma que ésa era su forma de trabajar y por tanto que no tenía motivos para sospechar de nada si no le advertían previamente...
Hay una cierta zafiedad en esta argumentación; porque el político siempre tiene interés en deslindar, cuando le conviene, la responsabilidad política de la técnica, o sea, que con un hipócrita "mea culpa" puede asumir errores humanos pero jamás responsabilidades penales, siempre pagan otros. Esto es sencillamente poco creíble. Yo he trabajado en varios puestos de la Administración y puedo afirmar, sin exagerar, que es al revés, jamás vi a un técnico dar un paso sin que un político tuviera noticia cabal de los actos y diera su beneplácito. Sí ocurre mucho lo contrario, primero llegan los compromisos políticos, las genialidades de un ignorante del procedimiento y, después, se busca al técnico, muchas veces de confianza, para que dé forma legal a la tontería o el desbarre.
Le oigo y lo que me queda claro es la sospecha que nos embarga, como un banco: ¿no será que los presupuestos proyectados en este país se hacen previendo los ingresos privados que convienen y se adecentan después legalmente? ¿La corrupción es la excepción o el sistema?