sábado, 2 de mayo de 2015

Condiós

CONDIÓS, Huelva Información, 9-3-15



No entiendo el revuelo por el contenido o los criterios de evaluación de la religión en las leyes de educación del PP. Son casi los mismos que se redactaron con el PSOE en anteriores legislaturas; si aquéllos son denunciados como catequesis, éstos deberían haber sido denunciados igualmente, pero se ve que prima el interés electoral. ¿Qué esperaban? ¿Clases de doctrina católica a gusto del progresismo?
Yo voy a ser claro: no es posible conciliar razón y fe. Y cualquier intento lleva a la esquizofrenia intelectual. Se trata de la quiebra de leyes estructurales de la razón; la decisión es sencilla, o demolemos la capacidad racional de nuestros estudiantes con conceptos como creación, espíritu, milagro, intervención divina... o aceptamos que la enseñanza versa sobre lo que racionalmente es reconstruible y observable. Lo demás no tiene ningún sentido, ninguno, por lo que cualquier tipo de acuerdo con el Vaticano debe renegociarse al menos en lo que se refiere a este extremo; la enseñanza pública de un Estado aconfesional no puede mezclarse con creencias voluntariamente irracionalistas, como lo es cualquier credo. Hay que denunciar este prurito del cristianismo para distinguirse del resto de religiones como si creer en sus fantasías estuviera más justificado.
No voy a lo personal, a la fe como fenómeno íntimo; el Estado no debe entrar jamás en ese fuero, pero debe cuidar que nadie pueda imponer "conocimientos" sin pasar por el filtro de la crítica pública y las evidencias. Precisamente porque hay elecciones, hay que exigir compromisos reales a la futura mayoría: la religión debe quedar fuera del currículo y del horario lectivo ya; y se debe regular para que sus contenidos cumplan la Constitución, ¿imaginan una asociación que no permitiera cargos de dirección a mujeres o que llamara enfermos a los homosexuales?
Me parece hipócrita esta discusión sobre la catequesis en las aulas públicas. Todos colaboramos con esta sinrazón que tanto sufrimiento, engaño y negación de la vida causa: oigo en la radio que "Nuestro Padre" procesiona por Huelva (estuve a punto de llamar al mío), leo en este mismo diario (en todos) a periodistas que dan por real la existencia de santos, dioses y demás seres mitológicos. Así la cúpula eclesiástica se siente justificada para seguir su labor de proselitismo lujurioso y brutal, de jícaras de chocolatillo y mojicones en salas capitulares, palacios, catedrales y alta diplomacia (un bravo por los creyentes de base, mendicantes y solidarios). ¿Para cuándo la excomunión de un sólo especulador, explotador, dictador o régimen criminal escudado en la teocracia?
Éste es el debate político y no las martingalas de siempre. A mí me habla de noche John Lennon pero no pido negociar, ni reclamo a los demás que acepten mis revelaciones ni les condiciono sus vidas; acepto el espíritu... de las leyes, ¿y los obispos?

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