lunes, 4 de julio de 2016

Colorines, 9-5-16

Hay que leer a Vargas Llosa; ya sé que si liberal, conservador, pero deberíamos acostumbrarnos en este país a que se pueda ser de derechas e inteligente e, incluso, culto, aunque nos lo pongan tan difícil. Dice este americohispano que la Cultura actual se ha transformado en espectáculo, y él debe saberlo, desde luego. Vano, añadiría yo; y conversando con el pensador, poeta, editor y columnista vecino de los jueves, Javier Sánchez Menéndez, junto al profesor de la Hispalense Miguel Benítez, nos decía que falta en el mundo intelectual honestidad, que la imagen que uno es capaz de construir se sobrepone al talento, a la obra y a lo que sea. Es el vacío. La Cultura, nuestro trampolín para separarnos apenas del animal de fondo y evitar la barbarie, se ha evacuado y queda una forma huera que sólo sirve para entretener e identificarse con una clase social que no es ni pobre ni proletaria, una especie de burguesía administrativo-funcionarial que se lava sus vergüenzas con lectura basura, cine cutre, música impostada y esas comidas complejas que saben a todo a la vez. Colorines.
El feo asunto de los periodistas Miguel Ángel Aguilar e Ignacio Escolar, despedidos en sendos medios de apariencia progresista tras informar mostrando "discrepancias" con la línea oficial, muestra la precariedad de una prensa sometida a criterios economicistas y atrapada en esta vorágine de inmovilismo que acojona a todo quisque, en la que la "pertinaz sequía" se ha convertido en Venezuela, la "horda marxista" en Podemos y el escritor en un conferenciante para rastrillos de alguna Borbón entretenida con cosa de mujeres (de bien) (y caritativas). La degradación de los “media” ha ido al compás de la de nuestra salud democrática.

Porque esta normalidad de bien, decimos, de orden, de la que hablan don Mariano Rajoy o don Felipe González, nos está dejando a todos los demás inermes frente al Sistema o Poder. Quién puede hoy reclamar algo sin riesgo de un despido perfectamente legal para un contrato de mierda y un salario miserable. Ahora anuncian, como en aquellos años del desarrollismo, 5.000 puestos de trabajo en ese supermercado que todos conocemos por 1.100 € al mes... Si esto es un buen sueldo y la hipoteca media es de 150.000 y cuesta entre 700 y 800 al mes durante 25 años... ¿dónde está la justicia y el reequilibrio de la riqueza amparados por los art. 39 y 40 de la Constitución? ¿Mantiene esta proporción de ganancias la empresa? Y no lo digo por comunismo, sino por algo de cajón: si no hay posibilidad de consumo, el Sistema se condena al colapso; aumentando la diferencia entre los ricos y pobres el poderoso aguanta mientras pueda explotar a los siervos de otros países… ¿hasta cuándo? Otro 5% ha subido la venta de productos de lujo en España; desde que comenzó la crisis en torno al 20%. Hace falta un cambio real, no un disimulo, querido público.

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