lunes, 4 de julio de 2016

Dictablanda, 7-3-16

La mandíbula de cristal del PSOE es tan sorprendente como la cara de hierro del PP. Rivera e Iglesias llegan con la mochila casi limpia al Congreso, con algún muerto en el ropero pero nada más allá de lo construible por un periodista interesado. La crisis en España ha servido para levantar varios velos que nos tenían anestesiados, aquello de Marx de que lo económico condiciona lo intelectual puede ser...
Porque dejar a un tercio de España tirado otra vez en los años 60 nos ha llevado a mirar para arriba y constatar que quienes nos han explotado tan vilmente eran los mismos (o sus herederos) que crecieron al amparo del franquismo, las mismas familias a las que, hasta ahora, nadie pidió cuentas, incluida una Casa Real oscurantista y maquiavélica (en el sentido literal). Eso ha llevado a mirar también a los partidos que les han hecho el caldo: uno que es la evolución natural de la dictadura, y se molesta cuando se le recuerda pero algunos de sus principales fundadores compartieron mesa en Consejos de Ministros que firmaron penas de muerte y participaron activamente en la represión contra los demócratas; el otro partido, arrastra tras de sí una derrota por caminos que a los viejos luchadores avergonzaría, porque sí, nunca se probó nada contra Felipe González personalmente pero que yo sepa un Ministro del Interior suyo y un Director General de Seguridad, entre otros cargos, fueron condenados en firme por organizar un grupo terrorista financiado con fondos públicos, y cuando se habla de responsabilidad política yo jamás he entendido como este individuo en vez de homenajes y admiración internacional no calla o se le manda callar por vergüenza de nuestra patria.
Si a esto le añaden los 80 ó 90.000 millones de euros que nos cuestan en corrupción directa, o sea: robo con alevosía, ¿quién se extraña de los momentos desabridos en los debates de la semana pasada? Demasiado corteses, el pueblo español demuestra tener una capacidad de sufrimiento fuera de toda duda. Nuestra Historia es la represión brutal de una gente que jamás ha conseguido liberarse de una oligarquía que usurpa las banderas, los himnos, la hispanidad, y que cuando se le denuncia en público saca la fusta y golpea con sarna hasta enmudecer al siervo. Yo veo a González como un tipo muy listo que enseguida supo ver de qué iba el partido y se apuntó al bando ganador.

Me interesó mucho el discurso de Joan Tardá, de ERC; no porque lo compartiera, a mí la independencia de Catalunya no me inspira, pero estaba construido sobre una realidad histórica no oficial, alternativa y no por ello menos real, cualquier persona con unas mínimas lecturas sabe que la Historia no existe: se escribe. España debe revisar la suya reciente, poner a cada uno en su sitio sin revanchas pero sí con Justicia; un nuevo Parlamento debería ejercer esa responsabilidad, y un poco de “Mea culpa”.

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