lunes, 4 de julio de 2016

Europa nazi, 14-3-16

¿Dónde está esa ascendencia cristiana reivindicada por nuestros constituyentes cuando se redactó el Tratado Constitucional europeo firmado en Roma? Porque parece mentira que no haya una convocatoria de Huelga General por parte de nuestro Gobierno y de la oposición en pleno para protestar por el Judas que le hemos hecho a los refugiados sirios (etc.) vendiéndolos a Turquía por un puñado de miles de millones de euros y vaselina para penetrar turcos en nuestra Unión.
Porque me repugna la hipocresía, yo prefiero a quien tiene las cosas claras que a los llorones que se rasgan las vestiduras ante el cadáver de un niño en la orilla de la playa, abandonado a la inercia del olear. ¿Cuántos han muerto y mueren a diario por cualquiera de las fronteras marinas de nuestra pompa de jabón? Porque vivimos en una burbuja, siempre ha sido así, pero antes los intelectuales defendían modelos, utopías que nos servían de referencia para tener dignidad, ideología, decencia y principios, pero ahora los principios sólo sirven para ir a la romería de turno, sentarse en un palco a chupar incienso, condecorar a una virgen de palo o saber catar vino educadamente con un leve retropaladar a gomina o a rosa mustia los fines de semana.
No es cosa de partido, no de izquierdas o derechas, no es religiosa, no es económica o militar, es de hijos de puta, más claro: “water”. Cuando nos preguntamos cómo era posible que los alemanes no olieran a judío quemado en las localidades cercanas a los campos de concentración, un rictus de desprecio se nos posa en la boca y rechazamos la mezcla de impunidad e indiferencia con que aquella sociedad asumió el genocidio tecnológico. Cuenta Semprún en uno de sus libros-monumento que al acercarse a una vecina recién salido de Dachau, ésta huyo empavorecida como si hubiera visto al demonio; nosotros sabemos que lo tuvo delante todo el tiempo, porque era ella misma. “Pecatum meum contra me est semper”, dicen los cristianos; y el genocidio en el que estamos participando todos con estos refugiados, muchas veces de guerras provocadas por nosotros mismos, está en el espejo en que nos miramos y la Historia nos recordará como criminales por acción u omisión.
Este ministro opusdeísta, cuyo nombre no merece publicidad, que llama “peligro” a las familias refugiadas que escapan de la guerra, la tortura, el hambre y la desesperación, debería preocuparse más por su alma en el Día del Juicio y menos por mantener un nivel de vida que nos sitúa en el egoísmo más atroz y criminal.

Europa es la zona del mundo donde, aún, está más repartida la renta per cápita. Donde la Educación universal debería servir para vivir mejor y no en la molicie del consumo loco. O reaccionamos o estamos regalando un clavo más a ésos que nos han de enterrar en nuestro hermoso ataúd. “Vergogna”.

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