lunes, 4 de julio de 2016

Glabro, 10-8-15

Glabro, recalvastro, el español es riquísimo, hay quien me reprocha una cierta "exquisitez léxica" que me detrae lectores, pero yo lo veo de otra forma: la precisión léxica enriquece, afina, hace exacta la descripción, y la obligación de un escritor es manejar sus herramientas, y la del lector (antes, al menos) es buscar, informarse y crecer con su lectura.
Wert es glabro, esto es: recalvastro, o sea: la típica calva joseluislopezvazquiana, desde la frente a la coronilla. Esto es sólo una descripción física. No entro en su belleza o su fealdad, dato irrelevante cuando se es resultón... y parece que no le va mal en amores, ya sabíamos por la prensa que la señora Edurne Uriarte, por ejemplo, o doña Montserrat Gomendio, más definitiva, le conocían como dice la Biblia.
Pero Wert ha sido el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, y según todas las valoraciones no ha habido un político peor calificado por la opinión pública en los últimos años. Yo, que soy del gremio enseñante, sólo les puedo decir que su labor supuestamente reformadora es un puto desastre del que va a ser muy difícil salir; lo podría haber dicho más fino. No hará falta recordar sus ansias "españolizantes" (si fuera choquero, nos metería una carabela por el...) o sus éxitos en el mundo del Arte, cine, teatro, etc.
Pues parece que haber "revolucionado" tanto su ámbito no es aliciente para continuar y defender su propio trabajo, quiero decir que con una Ley Orgánica por aplicar que va a cambiar todo la estructura del Sistema Educativo ibérico habría sido razonable haberle visto entusiasmo para defender tamaña obra. No, a nuestros políticos el largo plazo parece habérseles olvidado y van a lo que van.
Ya saben: Gomendio se va a la OCDE con un cargazo, a París, ciudad del amor; Rajoy nombra a Wert Embajador de España ante la OCDE: residencia oficial en una de las avenidas más caras, piso de 500 metros cuadrados y de 11.000 euros al mes, dos personas de servicio, coche oficial con chófer y un sueldo de 10.000 euros al mes, más los gastos de representación. Yo ahora entiendo a Napoleón, o a los Borbones, o a Churchill o a Reagan... incluso al Padrecito; porque la vida es una nada más y hay una diferencia entre ser un mierda, como nosotros, y vivir este despliegue parisino de película en blanco y negro y Billie Holiday cantando "I'm a fool to love you" en un club en mitad de una ciudad ocupada, espías, agentes dobles y restaurantes con "champagne" y no sangría, como usted, fracasado.

Ya sabe, nada de opositar estudiando, nada de empresa privada, si quiere usted vivir una vida apasionante métase en un partido mayoritario y podrá llegar donde Humphrey Bogart, pero sin vicisitudes ni riesgos. Ahí lo tienen, servidor del Estado, español, no me extraña que sea un férreo defensor del sistema y de la patria: yo sería falangista en sus circunstancias. Sólo se me ocurre añadir una cosa: qué glabrón.

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