Quiero pensar que esta catetez de ofrecer
sobornos al votante durante una campaña inútil, no sirve realmente
para nada. O sea, que ya no hay un pedigüeño esperando a que el
cacique le dé unas migajas para encauzar su opinión. En estas
elecciones no dirimimos quién da más, sino que estamos redefiniendo
el modelo político de este país, porque asistimos a la reventazón
de sus costuras.
Más o menos, con problemas evidentes,
conseguimos hace un tiempo la separación del poder
Legislativo-Ejecutivo (que por aquí se confunden) del Judicial;
ahora queda separarlo del poder Económico... Llámenme liberal, pero
un Gobierno que ponga orden en este horror injusto que llamamos
Estado Español debe legislar importándole una higa lo que exprese
el tejido empresarial y financiero hispano; ya hemos comprobado que
la pérdida de fuerza del Estado sólo ha servido al egoísmo más
infantiloide de un mercado que aspira al lujo y a la explotación,
véase el caso de Abengoa y su reparto de millones antes de
medioquebrar o nuestro embajador en la India, o la ristra de
corrupciones por valor de 48.000.000.000 € sin contar el
despilfarro de obras inútiles, asesores, enchufados y dietas sin
dieta. Se acabó la diversión, hay que ralentizar el enriquecimiento
y volver a la sana ambición de llegar a ser alguien poco a poco y no
a los dos años de montar cualquier cosa, porque sólo así tendremos
empresarios serios y empresas interesadas en durar, dar contratos de
calidad y productos competitivos de verdad... todavía hay algún
tontaina que quiere desbancar a China rebajando sueldos...
El Ejecutivo debe proponer al Legislativo leyes
que la ciudadanía, y eso incluye al Capital, tenga que cumplir; yo
ya no creo la amenaza de que se irá de España (que se vaya) ni la
amenaza de que no contratará (que cierren), hay que devolver la
autoridad a una política que debe mirar por una mayoría que
sistemáticamente ha pagado la ruina (o crisis) que parece que se nos
ha olvidado a todos; me pongo dramático y simplón, hace falta un
Gobierno que se atreva a gobernar, que se atreva a responder a
Europa, a esa Banca que nos cobra por su dinero ¡y por el nuestro!
(esto es de tontos), que redirija los presupuestos a la atención de
quien lo necesita: y quien quiera aeropuertos, trenes y demás
parafernalia que los pague, porque les hemos dado todo con la
esperanza de que nos devolvieran algo y nos han dejado con una mano
delante y otra detrás...
Así que el domingo no me voten (tampoco me
presento), porque soy de ésos que han decidido que hay que parar,
que ya está bien, que algo debe cambiar; voten a los que nos
prometen otra vez lo mismo que ya nos han timado, robado, cuarteado y
escaqueado para meterse todo en sus alforjas, a los con traje y
corbata que se ríen del Estado de Derecho, la Justicia Social, la
Igualdad, la Fraternidad y la Libertad y han encauzado la nave hacia
la locura y la vergüenza. No me voten.
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