Curro,
de joven El Niño de la Vega, notó un dolor en la cintura que fue
hacia su pierna izquierda hasta ser insoportable e invalidarlo.
Durante algún mes cogió cita en su centro de salud, de una semana
para otra porque el colapso hace que medien días suficientes como
para desaparecer los síntomas. Esto le ha obligado a acudir a
Urgencias del JRJ, lo que significa media docena de horas como poco
en no buenas condiciones. Narcotizado, destrozado y sin esperanza de
conseguir citas urgentes para un diagnóstico, el médico le
recomienda acudir a Urgencias tanto como haga falta para la rapidez.
Primera estación: el sistema engañándose a sí mismo.
Después
de varios intentos puramente analgésicos, una doctora propone otro y
le dice que si en unos días no ha remitido el dolor vuelva y
pregunte por ella, una vez más en Urgencias, para darle un ingreso,
única vía para ir al ritmo de la enfermedad. Segunda estación: sin
causa establecida, el diagnóstico puede ser nada o lo más grave.
Curro
se presenta e ingresa, después de perder musculatura en sus piernas
por inactividad y de vivir drogado hasta extraviar la consciencia
arrojado en un sofá sin saber cómo ni dónde. Entre el ingreso y la
cama trascurre otra media docena de horas enchufado a una vía y sin
atención. Coincide en una habitación con otro señor mayor con un
accidente cerebral que se hace sus necesidades; tras mucho pujar la
familia y dos horas cagado y meado, una profesional pide disculpas y
les recomienda denunciar al Hospital JRJ porque no se puede funcionar
con dos celadores para una guardia de noche en todo el centro un fin
de semana. Constato el rigor con que se trabaja, la voluntad, pero
también hartazgo, falta de compromiso no con el paciente sino con un
Sistema Andaluz de Salud que ha claudicado a la crisis y ha
convertido lugares como el JRJ en un caos que cualquier día parirá
una infección hospitalaria, una negligencia gravísima o sabe Dios.
Repasan
su medicación y le preguntan si la trae de casa o se la dan... no
sabe qué responder... después solicita que se la den... Recuerda
que antes los pasillos no estaban repletos de bolsas de ropa sucia,
que la limpieza era constante; todo el edificio está avejentado.
Solicita papeles y, a pesar de la unificación hospitalaria, le dicen
que cada centro tiene sus normas... líos, y, al final, hasta una
semana larga después no le hacen las pruebas diagnósticas por lo
que lo drogan con otra cosa y le dan un alta (que agradece) pero casi
obligada por inútil. Da la impresión de que sólo se trabaja un par
de horas por la mañana, el resto del tiempo es un meandro de la
medicina para el reposo y la suerte y el esfuerzo de los
profesionales. Falta de medios porque pacientes hay de sobra...
Tercera estación: los recortes sanitarios en Andalucía son
escandalosos y alguien debe calcular cuántas vidas cuestan.
El
Niño de la Vega te recomienda que no enfermes ahora, no sea que te
flipen para que no te enteres sin saber qué te come por dentro. Lo
que narro, Susana Díaz, es verdad y si lo sabes: malo, y si no lo
sabes: tremendo. Andalucía imparable... hasta el fondo.
Te lo cojo prestado!
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