martes, 4 de octubre de 2016

El chorizo

25-7-16

España es una marca de chorizos. Muy buenos, por cierto; si uno se mueve por el mundo, el chorizo español es una seña de identidad con la que nos reconocen por todas partes. Yo creo que al final deberíamos exportar lo que nos caracteriza, porque este tipo de materia embustida, como la de España: en ningún sitio.
Supongamos que yo fuere Presidente: si la Guardia Civil afirma que hay delito en los cursos de formación andaluces y el Tribunal de Cuentas que no, después de años de investigaciones y todo lo que ha salido en la prensa, está claro que alguien debería irse a su casa, porque no es posible que la Benemérita cometa errores de ese calibre o que actúe interesadamente... es que si esto es así, la disuelvo; si el Tribunal de Cuentas, famoso por su imparcialidad, compuesto por profesionales de trayectoria ejemplar y de primera línea, es quien comete el error, pues lo disuelvo también. Eso deberían estar pidiendo Susana Díaz y Mariano Rajoy, en una democracia de verdad, en vez de alegrarse o recular según sople.
Dése cuenta, querido ciudadanito, ciudadana estimada: tal y como nos llega la secuencia de acontecimientos, el problema radica en que no podemos confiar en institución alguna, porque uno lo que ve, desde fuera, son batallas por el poder en las que las más de las veces se nos escapan hasta los motivos reales.
Yo creo que la corrupción es consustancial al ser humano, y la violencia, la avaricia, la frustración, el dominio... vamos, que no creo (ni quiero) vivir en un cuento de hadas, pero la Ley es un gran descubrimiento histórico (y, tal y como la conocemos hoy, no muy antiguo) y verdaderamente garantista, si la separación de poderes y la luz de la Cultura se extienden, claro está. El problema de la democracia española actual es que la ciudadanía ya no la toma como una aspiración para la felicidad del habitante sino como un mal menor en el que contamos con que todo es mentira, y bajo la diplomacia de las formas se esconde la basura del ladrón de guante fino, el putero hipócrita, la tonta esdrújula y el circunspecto idiota, más las barriadas-gueto en las que, mientras no salgan, no importa lo que suceda, y todo da igual porque hemos limitado la libertad a cobrar a fin de mes. Pero yo creo que no.

No existe la verdad política. En realidad, así a lo bruto, no existe ninguna; pero esa idea, a sabiendas de su inexactitud, ha funcionado como zanahoria de la burra inteligencia para llegar a algún sitio. Vale... economía, deuda, pensiones, crecimiento, vale... ¿alguien está mirando hacia dónde y para qué? Estamos corriendo por una carretera hacia ninguna parte, que decían tanto Fernán Gómez como el David Byrne de las Cabezas Parlantes; lo que vemos es una batalla estúpida en la que todo depende de quien la cuente, aquí no importa lo que pasa, Madrid, Valencia, Sevilla, Barcelona, el expolio del Estado sólo nos duele cuando lo hacen los otros. Ésta es nuestra baza, el no va más: Chorizos España.

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