25-7-16
España
es una marca de chorizos. Muy buenos, por cierto; si uno se mueve por
el mundo, el chorizo español es una seña de identidad con la que
nos reconocen por todas partes. Yo creo que al final deberíamos
exportar lo que nos caracteriza, porque este tipo de materia
embustida, como la de España: en ningún sitio.
Supongamos
que yo fuere Presidente: si la Guardia Civil afirma que hay delito en
los cursos de formación andaluces y el Tribunal de Cuentas que no,
después de años de investigaciones y todo lo que ha salido en la
prensa, está claro que alguien debería irse a su casa, porque no es
posible que la Benemérita cometa errores de ese calibre o que actúe
interesadamente... es que si esto es así, la disuelvo; si el
Tribunal de Cuentas, famoso por su imparcialidad, compuesto por
profesionales de trayectoria ejemplar y de primera línea, es quien
comete el error, pues lo disuelvo también. Eso deberían estar
pidiendo Susana Díaz y Mariano Rajoy, en una democracia de verdad,
en vez de alegrarse o recular según sople.
Dése
cuenta, querido ciudadanito, ciudadana estimada: tal y como nos llega
la secuencia de acontecimientos, el problema radica en que no podemos
confiar en institución alguna, porque uno lo que ve, desde fuera,
son batallas por el poder en las que las más de las veces se nos
escapan hasta los motivos reales.
Yo
creo que la corrupción es consustancial al ser humano, y la
violencia, la avaricia, la frustración, el dominio... vamos, que no
creo (ni quiero) vivir en un cuento de hadas, pero la Ley es un gran
descubrimiento histórico (y, tal y como la conocemos hoy, no muy
antiguo) y verdaderamente garantista, si la separación de poderes y
la luz de la Cultura se extienden, claro está. El problema de la
democracia española actual es que la ciudadanía ya no la toma como
una aspiración para la felicidad del habitante sino como un mal
menor en el que contamos con que todo es mentira, y bajo la
diplomacia de las formas se esconde la basura del ladrón de guante
fino, el putero hipócrita, la tonta esdrújula y el circunspecto
idiota, más las barriadas-gueto en las que, mientras no salgan, no
importa lo que suceda, y todo da igual porque hemos limitado la
libertad a cobrar a fin de mes. Pero yo creo que no.
No
existe la verdad política. En realidad, así a lo bruto, no existe
ninguna; pero esa idea, a sabiendas de su inexactitud, ha funcionado
como zanahoria de la burra inteligencia para llegar a algún sitio.
Vale... economía, deuda, pensiones, crecimiento, vale... ¿alguien
está mirando hacia dónde y para qué? Estamos corriendo por una
carretera hacia ninguna parte, que decían tanto Fernán Gómez como
el David Byrne de las Cabezas Parlantes; lo que vemos es una batalla
estúpida en la que todo depende de quien la cuente, aquí no importa
lo que pasa, Madrid, Valencia, Sevilla, Barcelona, el expolio del
Estado sólo nos duele cuando lo hacen los otros. Ésta es nuestra
baza, el no va más: Chorizos España.
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